Señora, eso duro de ahí no es mi lápiz de marcar
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Para una mujer, convertirse en cincuentona puede ser algo así como un punto de inflexión en su vida, y puede que su autoestima baje a niveles subterráneos. Por eso, ahora esta zorra madura se ha convertido en una esposa infiel, y no porque su marido lo merezca o no le de suficiente sexo gratis. No, ella lo que quiere es probarse, saber si aún le resulta atractiva a los hombres. Y seguro que con esas mamadas y ese coño caliente, no hay ni uno que se le escape, por mucha pinta de puritana que tenga.