Se folla a las viejas de la residencia de jubilados
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Seguro que en toda su vida esta cuarentona no ha tenido una polla gorda como la de este negro metida en el coño, ¡es que la va a reventar! Y para asegurarse que la mete bien adentro, el tío la ha despatarrado sobre la cama, abriéndole las piernas al máximo. Madre mía, ni sabía que podía ser tan flexible, hacía años que no se abría de esa manera; pero eso le demuestra que querer es poder. Y ahora alguien se preguntará qué necesidad hay de ser una esposa infiel. Joder, de otra manera su coño peludo no hubiera pillado jamás una tranca semejante, que la rocía de semen por todo su cuerpo.