La abuela se quejó de mil maneras cuando supo que iba a entrar en una residencia. Sin embargo, desde hace un par de meses no ha vuelto a decir nada, se la ve feliz y muy satisfecha, como con otra luz… Y tuvo que ver con la entrada como trabajador de este chico, con el que ha hecho muy buenas migas. La familia se alegra, por supuesto, y eso que no saben lo vieja degenerada que es su familiar. Tiene al joven cuidador tan abducido, que lo ha convencido para que le rasure su coño peludo; que quiere sentirse como una actriz porno, dice. El tío, pensando que era un delirio senil, aceptó hacerlo, sin saber que eso iba a ser el detonante para convertirlo en su toy boy.