Una canita al aire con el hijo de su hermano
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Ya que la apuesta consistía en que la perdedora le comería el coño a la ganadora, se puede decir que en esta partida de billar, todas ganan. Sobre todo, teniendo en cuenta que hablamos de dos maduras lesbianas, y claro está, disfrutan igual sintiendo la lengua en sus coños que metiéndola en sus vaginas. Más bien era un trámite creo yo para montarse en esa mesa de juego y masturbarse hasta correrse, una manera de darle morbo a la situación. Claro que ellas ya estaban cachondas antes de eso, pero sin duda la competición lo hizo todo más atractivo.