Perdiendo la mano en las bragas de una golfa
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Es normal que una zorra divorciada que pasa de los cincuenta alucine pensando que va a follar con un tío veinte años más joven. Sin embargo, esta vieja cachonda tiene otro motivo para estar en las nubes, y es pensar en el pene enorme de su amante pasajero. O bueno, quizá no tan pasajero, desde luego su coño maduro estaría encantando de tener esa gran polla dentro por los siglos de los siglos. Así que se propone hacer una buena actuación mientras se la folla en el sofá, esperando que él quiera repetir. Desde luego, sus mamadas y su chocho caliente son el mejor reclamo.