Fantasía sexual con un jovencito maniquí
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Hubo un tiempo en que en casa de este matrimonio se dormía la siesta, pero eso cambió cuando esta casada viciosa descubrió el sexo anal. Ahora, después de comer y pasado un tiempo prudencial, es momento de irse a la cama, empalmar a su marido enseñando sus tetazas de enormes pezones, y esperar que la encule sin piedad. Ponerse a cuatro patas con el culo abierto ya es una obsesión y un placer diarios, aunque el hombre parece un poco agobiado con esta tia tan ninfómana. Pero en fin, tendrá que cumplir como un machote, y sabiendo que al final una mamada de su mujer le da la mejor corrida del mundo.