Coño, a mí no me va demasiado el sexo con maduras, pero ¿cómo no iba a querer comerme ese par de tetazas naturales? En estos tiempos es difícil encontrar unos pechotes de ese tamaño y al natural, así que pensé que por probar, no perdía nada. Desde luego, la cincuentona no había perdido brío con los años, chupaba mi polla como una loca, y ahí fue cuando se quitó las braguitas. Entonces pude ver cómo había decorado su coño maduro con unos piercings en forma de aros. Joder, iba a rajarme la polla con tanto hierro, pero su vagina empapada chorreaba de flujos vaginales; tenía que metérsela sí o sí.