Después de cinco años de casados, mi mujer y yo decidimos divorciarnos, la convivencia era un infierno. Sin embargo, intentamos que fuera lo más civilizado posible, y tras unos meses separados, nos reunimos para llegar a un acuerdo. Mi ex siempre fue una mujer guapa, pero coño, ¿qué había estado haciendo estos meses? La veía más atractiva, con mejores tetas, con curvas voluptuosas… No es un secreto que siempre me puso muy cachondo, la muy zorra. Y por mucho que tuviéramos que hablar, yo no podía pensar en nada más que en tirármela, que es lo que hice al ver que ella también se ponía cachonda con mis caricias.