Como mi padre quedó viudo hace muchos años, puedo decir que me he criado sin madre; por eso, no sabía que las atenciones y el cariño que me proporcionaba la madre de mi novio no eran normales. La mujer me tomó bajo su ala como un hijo más, solo que veía que me tocaba mucho, sobre todo si era por las partes bajas, tú ya  me entiendes; y eso me ponía cachondo, porque era una cincuentona tetona que está muy buena, la verdad. La tarde en que todo pasó nos arreglábamos para una cena en familia, y ella había insistido en que yo también me preparara en su casa; al verme con el traje quiso darme los últimos toques para que todo quedara perfecto. Y ahí fue cuando definitivamente me cogió la polla y me arrancó la ropa, ya sin disimular que quería follarme a lo bestia.