Ya la tetona había recibido un toque de su marido, porque pasaba demasiado tiempo con su amiga y descuidaba la casa. Así que tuvo que quedar con ella para decirle que a partir de ahora se iban a ver menos, pero la otra no iba a quedarse tan tranquila. Se lo tomó como una despedida, pero por todo lo alto; y entonces decidió demostrarle que hacía tiempo estaba encoñada con ella. Nunca le había confesado a esta casada rubia que era boyera, por si acaso se sentía avergonzada por ponerla cachonda. Pero eso ahora no importaba, porque iba a demostrarle que tenían que seguir viéndose, aunque solo sea por los orgasmos que le iba a proporcionar.