Puede que con unos años menos hubiera podido convertirse en escort de lujo y follar sólo con clientes exclusivos, pero ahora ya no puede ser. Esta ramera madrua ahora tiene que conformarse con ser una puta barata, haciendo su trabajo en moteles de mala muerte. Aunque, déjame decirte, realmente tiene una clientela encantada por sus servicios.
Y es que esta zorra viciosa es una bestia en la cama, y todos sus clientes repiten siempre que pueden. Así, con esta clientela fija, ella puede ganar un dinero constante, pero sobre todo no le falta el sexo xxx, que es casi lo que más le interesa.