Para este grupo de amigos disolutos, el encontrarse de pronto con esta vecina madurita ha sido como un regalo del cielo. Y eso que se han conocido de una manera poco convencional, ya que ella se ha presentado desnuda en el jardín de su chalet, y se ha lanzado sobre la polla de uno de ellos. El negro con su polla dura no tardó en darle lo que quería, pero avisó a sus colegas, otros tantos tíos con las pollas grandes. Y así se vio rodeada de tipos que querían meterla en caliente, por el agujero que pillaran; y claro, después todos dejaron sus lechadas en la cara de la madura cachonda, que casi se ahoga con el semen.