Si ya mi vecina me daba un morbo bestial, el día que vino a mi casa para tomar café y empezó a ponerme ojitos casi se me cae la polla al suelo, pero cuando se desnudó y vi que llevaba puestas unas braguitas verdes pensé que estaba soñando: ¡¡¡era mi color preferido!!!. Cada día estoy más convencido de que los milagros existen y es que cada vez que hablaba con mi vecina me decía lo feliz que era con su marido y que llevaba una vida maravillosa…