Caliente divorciada desesperada por un orgasmo
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Con los años y la maternidad, las tetas de su esposa, ya bastante gordas en su juventud, se han puesto de un tamaño exagerado; y ahora son perfectas para hacer pajas cubanas. No es que a la madura pelirroja le falte nada, toda ella es una zorra caliente con la que meter los mejores polvos. Pero él está obsesionado con esas tetazas de las que presume ante sus amigos, y que le dan las mejores corridas cada vez que tiene sexo marital. Y es que casi prefiere meter la polla en ese canalillo, y hacer que se la masturbe hasta que explota en una lechada abundante sobre ellas.